Las camisas de Don son especiales, nunca baratas, siempre bien cortadas. Aún así terminan luego de un año hechas una pena. Particularmente las de color azul me da lástima regalarlas o mucho peor botarlas! Esta vez Don me dió una cuando justo yo tenía mis tijeras sastre en la mano, y lo que sucedió después, lo pueden ver aquí... sí, se nota que soy muy llevada de mis impulsos.
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